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«No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino aquella más adaptable al cambio».

Probablemente hayas visto esta cita atribuida a Charles Darwin. El nunca lo dijo. Aunque las palabras pueden haber sido inspiradas por el trabajo de Darwin, la fuente fue un profesor de negocios llamado Leon C. Megginson. Viniendo de un empresario y no de un biólogo hace que estas palabras sean aún más adecuadas; especialmente para los líderes encargados de garantizar la relevancia y la resilencia de las organizaciones en esta era de cambio implacable.

Este manifiesto es para todos los líderes del cambio, los innovadores, disruptores, gerentes de cambio, aquellas personas encargadas de la transformación, modernización y evolución que han estado construyendo mejores organizaciones y ayudando a otros en su viaje a hacer lo mismo.

En nuestro trabajo, hemos descubierto que cuando las organizaciones evolucionan, ya sea para sobrevivir o para innovar, hay un atributo que está inextricablemente vinculado al éxito sostenido: la capacidad de la organización para adaptarse de manera confiable y repetida al entorno cambiante en el que opera. Esto no era menos cierto en la era industrial que en la era de la información. No es menos vital en la era digital, a medida que avanzamos en la era de la automatización y más allá.

Para prepararnos mejor para las pruebas del mañana, nosotros, los líderes del cambio, elegimos alinearnos con valores compartidos que trascienden las empresas, los límites y las fronteras. Estos valores incluyen:

• Personas y cultura más que herramientas y tecnología

• Adaptación siempre activa más que cambio de una sola vez

• Cambio evolutivo más que disrupción revolucionaria

• Flexibilidad más que planes y estructuras firmes

• Acción estratégica más que análisis sin fin

• Colaboración e inclusión más que competencia y exclusión

• Curiosidad más que certeza